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¿Qué paso en mi primer viaje a Estados Unidos?

Desde pequeña siempre quise ir a Estados Unidos. Pero más allá de la gran aventura de ir para visitar la primera potencia mundial, con sus más de 300.000.000 habitantes y sus 9.831.510 km², quería conocer un lugar muy arraigado a mi ser: Disneyland.

Las películas infantiles, las escenas con valientes personajes y en general, el amor que siempre había sentido hacia Mickey Mouse eran el motor de esta idea. Muchos de los momentos más felices que viví fueron viendo sus películas, imitando su voz chillona y sus tiernas orejitas, rodeada de mamá, papá y mis hermanos.

Para cuando cumplí 21 compré el tiquete. Decidí que iría sola, porque, aunque ya la mayoría de mis amigos habían ido a Orlando y visitado Disney World, yo siempre me rehusé a acompañarlos, quería visitar la verdadera cuna de mi estimado ratoncito, Disneyland en Los Ángeles, donde se hicieron los clásicos, donde está la magia original.

Cuando finalmente crucé las puertas de ese extraordinario lugar, me di cuenta que había tomado la mejor decisión. La primera imagen que vi fue la inmensa rueda de carrusel con la cara de Mickey Mouse, imponente y sonriente, más hermoso que como lo imaginé.

Cientos de personas paseaban bajo el sol, comían helado, reían; Minnie, el pato Donald, Goofy y otros personajes saludaban desde la puerta y se escuchaban variados acentos en el ambiente: inglés, alemán, francés, japonés…no podía evitar sonreír, ¡estaba feliz!

No tuve problema para moverme a los alrededores, gracias a las lecciones de inglés que había tomado en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano. Solo hubiera deseado completar todos los niveles antes del viaje. Me faltaba vocabulario.

Pasé los siguientes 4 días recorriendo el parque y visitando todas las atracciones sin quitarme la sonrisa de la cara. Aprendí de la historia de Disney y muchas cosas que solo me hicieron querer más a Mickey. Sinceramente, mi experiencia no fue como la había soñado, fue muchísimo mejor.

Y vos, ¿tenés algún sueño que querás cumplir? Yo ya decidí completar mis niveles de inglés en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano, aprovechar la alianza con National Geographic Learning y presentar alguna de las pruebas internacionales para estudiar en Estados Unidos y ¿por qué no? ¡Hasta trabajar en Disneyland! ¿Vos te atrevés a expandir tu mundo como yo? Podés contactarlos por acá