Si te gusta mucho la música en inglés, tenemos un pequeño dato curioso para vos: ¿sabías que casi todos los géneros que disfrutamos hoy en día nacieron en Estados Unidos? Desde tu rapero preferido, o tu banda de rock favorita, hasta las fiestas de música electrónica para bailar hasta el amanecer… toda esta cultura floreció a partir de un primer género: el blues.
El blues nació durante el siglo XIX en el sur de los Estados Unidos, como una forma de música derivada de ritmos afroamericanos que respondía a sentimientos de pérdida e injusticia, pero que también expresaba la victoria de enfrentar la adversidad de la esclavitud. Este género evolucionó rápidamente a partir de himnos, canciones de trabajo y gritos de campo: se trata de música utilizada para acompañar funciones espirituales, laborales y sociales.
Pero su historia no acaba ahí. Del blues se puede sacar una línea temporal que llega a abarcar géneros sumamente populares que hoy en día disfrutamos sin saber que tienen ese origen en común.
Por ejemplo, podríamos pensar que una banda como Foo Fighters tiene poco que ver con raperos como Kendrick Lamar, pero ambos exponentes contemporáneos no existirían sin las bases fundamentales de este género musical. La herencia rítmica fue sumamente importante para el legado futuro de la música afroamericana, presente desde cada beat de hip-hop, hasta la batería de cualquier banda de rock. Este último -tal y como lo conocemos hoy en día- fue inventado por los primeros músicos de jazz de la época.
Estos patrones rítmicos también fueron una influencia clave para la música electrónica: géneros como el techno y el house y su estructura de 4 beats por compás se originaron a partir de la música disco. ¿Y de dónde viene el disco? Exacto, del blues.
Asimismo, la cuota emocional que enmarca la misma palabra “blues” (que en inglés puede significar tristeza) se establece como una parte fundamental de la música popular. Este legado sigue siendo relevante para géneros como el R&B y el pop, en los cuales la transmisión de la gran variedad de emociones humanas por parte de los intérpretes es el gancho más importante para conectar con la audiencia.
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